Había una vez un gato atigrado. El gato murió un millón de veces y renació otro millón de veces, tuvo varios dueños pero no quería a ninguno. El gato no le temía a la muerte. Un día el gato fue liberado, era un gato callejero. Él conoció a una gata blanca y los dos gatos vivieron felices juntos. Los años pasaron y la gata se murió de vieja. El gato lloró un millón de veces y después murió. No volvió a revivir..tienes la bienvenida a una parte de mi vida.

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viernes, 9 de marzo de 2018

Tres cuadras

Ayer estuve caminando por el centro, mientras pensaba en lo que tenia que hacer el resto del dia vino a mi esta memoria, en un momento habia retrocedido treinta años, caminaba de la mano de mi mama cerca a estas fechas, ibamos a comprar los utiles escolares al mercado central, mi recuerdo empieza en el centro de Lima, en la plaza de armas, no habia dinero para hacer otra cosa si no comprar lo necesario por ese momento si bien es cierto alcanzaba lo suficiente para irse de vacaciones todo el verano al norte, pronto vendrian momento dificiles, pero por ese momento y como tradicion mi madre compraba la torta de cumpleaños de chantilly ciertamente es uno de los primeros recuerdos que tengo de haber probado algo similar, el primer lugar que conoci que vendian ese tipo de torta estaba y esta a tres cuadras de la plaza de armas. 

Mientras caminaba por esas tres mismas cuadras me vi con ella, caminando de la mano recuerdo una vez que las dos o tres veces al año que pasabamos por el centro era una parada importante deternerse un momento a comer una empanada con un vaso de chicha morada, habito que repetiria incontables veces diez años despues, cuando iba a una cuadra del palacio de gobierno para solo ver juguetes importados ya que no habia recursos para comprarlos.

Y por eso tambien quiza, me gustan las empanadas no seguido dejo que pase un tiempo y despues atesoro el caminar a esa primera panaderia y tomarme diez minutos en verla y comer una empanada luego sigo mi camino, ciertamente treinta años despues, no es la misma sigue abierta vendiendo lo mismo curiosamente nunca probe su pan pero las empanadas siguen ahi, y ahi me dirigia hace dos dias como todo dia de verano Limeño el sol de confundia con el contaminado aire de la avenida, pero dentro en la panaderia solo se podia respirar el olor del pan recien hecho.

No hablaria de este tema si no fuese que estamos cerca a abril, ahora los años escolares empiezan dos meses antes y mientras caminaba vi gente dirigiendose al mercado central con sus compras, como siempre la panaderia estaba llena era mediodia y mi ruta cruzando lima tambien estaba a la mitad, ese mismo dia en la tarde me sente con un poco de nostalgia teniendo en mente la torta de chantilly y por supuesto el caracteristico olor de la empanada recien horneada. Termino pensando como es que esos recuerdos tan simples pueden marcar gustos y sensaciones por el resto de la vida, todos muy agradables de ser compartidos.

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