Toco todos los días por lo menos
un hora, de siete a ocho cuando ya es de noche en ese momento estamos solo la
guitarra y yo, evito contestar llamadas y mensajes, no existe más realidad que los
dedos, la uña y las cuerdas. El ritual empieza con la afinación ese es el
primero paso pero con el pasar de los meses ya no es necesario, las cuerdas
quedan afinadas o por lo menos quedan dentro de un rango aceptable, durante esa
casi hora es poco probable que escriba algo, entre canción y canción sorbo algo
de agua y mis dedos buscan intuitivamente los espacios de la cuerdas. Así también
es mi postura con algunos hechos de mi vida, una vez mucho tiempo atrás cuando
paso la primera vez, me gusto y hasta disfruté el hecho de sentirme algo triste
y podría decir que lo vi venir y que me salió las ganas de alargar un hecho que
ya sabía, tendría fin. Cuando paso la cuarta vez me tome el tiempo para
reconstruirme y volver a caminar, pero el hecho en sí, no me movió ni un poco, porque
el sentimiento era conocido y ya sabía cómo manejarlo.
Luego de eso me dije me gane el
gusto de ser dramático y de nadar un rato en la melancolía que usaba para crear
canciones y escritos, pero el hecho detonante como tal ya ni me afectaba como
fue lo que paso hace poco, se terminó un vínculo y al día siguiente estaba de
nuevo en mi vida diaria, ya no me nace las ganas de empujar fichas de dominó
para intentar agarrarme de algo, es mi tiempo, mi juego las reglas son mías,
solo que algunas veces me gusta jugar con las reglas de las otras personas y
eso es bueno te da versatilidad y adaptación que necesitaras en algún punto,
pero al final del día es mi juego yo sé cuándo empieza y cuando termina. Al
mismo tiempo aunque suena frio y crudo siempre estoy empezando nuevas partidas
y para cada partida, para cada inicio del juego me dedico y me tomo el tiempo
para estudiar los movimientos, muchas veces me dejo llevar por los sentimientos
y las ganas que me sobran, pero no me quita el sueño si la partida no se gana,
por ahora disfruto más el desarrollo de la trama que el desenlace.
Al mismo tiempo son pocas las
veces que dejo de tocar para conversar un rato, siento que a veces no debería hacerlo
porque algunas veces termina mal, pero eso uno nunca se sabe antes, lo mejor
que se puede hacer es girar la rueda y esperar que todo vaya bien mientras
tengas esas ganas todo irá bien porque la vida es así, no sabes que pasara a la
vuelta de la esquina puede ser bueno o malo pero algo pasara, lo peor que se
puede hacer es quedarse en la sombra esperando que el tiempo pase y te toquen
la puerta, cuando pase eso habrás perdido la mitad del camino y lo enigmática que
puede ser la vida