Había una vez un gato atigrado. El gato murió un millón de veces y renació otro millón de veces, tuvo varios dueños pero no quería a ninguno. El gato no le temía a la muerte. Un día el gato fue liberado, era un gato callejero. Él conoció a una gata blanca y los dos gatos vivieron felices juntos. Los años pasaron y la gata se murió de vieja. El gato lloró un millón de veces y después murió. No volvió a revivir..tienes la bienvenida a una parte de mi vida.

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sábado, 22 de septiembre de 2018

YOLO

Estoy que me lleno de nuevas historias, estoy un lugar del cual diré que mínimamente es interesante, una vez me contaron que había un cambio notable después de haber pasado por un hecho traumático que podía haber afectado o acabado con la vida de una persona, ya sea en el proceso de tratamiento o en el proceso de recuperación; de tiempo en tiempo encuentro personas que literalmente cambiaron de estilo de vida, no solo fue un cambio físico, que es el quizá, es el más notorio pero también un cambio en su ser y su personalidad; de todos ellos hace poco encontré a alguien que había pasado por un hecho muy traumático que había puesto a prueba a todas las personas a su alrededor pero que al final había sabido superar el hecho. Después de unos considerables años de tratamiento había vuelto al trabajo, sin embargo al conversar creo que no entendió muy bien la idea o no sé qué exactamente paso, tampoco quise preguntar por qué era demasiado delicado.

El hecho es que ciertamente después de algo así creo que uno vive todo al máximo, debido a que posiblemente el haber derrotado a la muerte te hace por un momento invencible o por lo menos, esa persona lo cree así, entonces lejos de tener los cuidados respectivos, más bien comete mayores excesos, por un momento pensé que solo eran las ganas de vivir al máximo lo cual no sé si estaría bien el espíritu es fortaleza pura, pero el cuerpo físico tiene sus limitantes si es que no es tratado adecuadamente. La segunda semana empecé a desarrollar la idea de que ahora que ya no era el centro de atención, quizá lo que inconscientemente buscaba era volver a ese estado, total por mucho tiempo estuvo ahí y la familia mal que bien se mantuvo unida y habían algunos beneficios, ahora que todo estaba normal y los demás retomaban poco a poco sus vidas y sus costumbres, pensé que se sentía sin una motivación aparente. La tercera semana casi al final de la misma le pregunte si no era mejor bajar un poco los cambios, la velocidad del motor, total había gente que esperaba en casa, sin embargo al parecer los excesos eran más cautivantes y pasionales como para aplazarlos.

Entonces me quede admirado, por ahora pienso que es un triunfo de todos el haber pasado por lo que paso, pero eso no te hace inmune a las demás cosas, y es fácil creerse intocable pensando que el cuerpo podrá resistir un ataque similar, cuando presencio los excesos puede que parezcan graciosos pero quiero pensar que hay más detrás de eso, alguien no puede ser así y si aún hay alguien esperando en casa, mientras regreso a casa no puedo evitar pensar que haría en esa posición, cambiaria totalmente mi forma de vida, podría recuperarme del golpe o tendría que vivir con las secuelas psicológicas del mismo, elegiría acaso volver a sentir la adrenalina de estar en el borde con la idea de que podría volver a superarlo, quizá elegiría mas bien, tener algo mas metódico y apacible como he visto en otros casos, quizá  mas allá de pensar en mí, pensaría en las personas que dependen de mí.

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