Fue uno de esos días, hace no mucho tiempo atrás.
Quería conversar y no había con quien por un momento me vi tocando puertas por
que quería conversar de todo y al mismo tiempo de nada, quizá fue mis ganas de aprender
algo nuevo o quizá fueron las ganas de sacar algo de mí que ya no necesitaba
estar dentro, pero no hubo nadie, tampoco es que quería causar problemas o
incomodar, pude haber levantado el fono y llamar pero solo quería escribir, fue
un día en la noche al final de un día largo en donde no hice nada solo mirar el
reloj y el tiempo, que es, como en todo en esta vida, relativo el mismo que
pasaba con la lentitud que hubiera deseado en otra aventura.
Hace poco fue todo lo contrario alguien me llamo
pensando que aún me dolía una herida, ella no lo sabe pero ya son como tres
veces que escribo sobre ella, no te preocupes ahora que lo reviso habría que
ser muy suspicaz para encontrar la conexión pero por un momento me sentí bien,
fue un día que no me gustaba o dejo de gustarme, porque sentía el vacío dentro
tanto que no me sentía bien, quizá por eso me dedique a escribir y si bien hoy venía
con la idea, como siempre de escribir de otra cosa no pude sentir algo de melancolía,
no por algo en específico.
todo empezó un día como ahora, que no es el día
que escribo, ni tampoco el día que decidí escribir de esto, fue un día especial
era primavera en Lima y ya salía el sol con el típico aumento de temperatura
pero ese día estuvo nublado y yo andaba medio perdido en las actividades
semanales, no fue si no después de quince minutos que lamento no haber
levantado la mirada que note que alguien me hablaba, mientras me contaba su
problema con la empatía natural de un extraño, asentía con la cabeza y por casi
una hora hablamos de los problemas personales por los que atravesaba, por mi
lado cuando me toco contar lo mío fue rápido pero antes de empezar le dije que diría
más porque es algo pasajero como lo es ahora, mañana seguimos si nos
encontramos en el mismo punto, con gusto respondí, pero el otro día había
olvidado todo ni el rostro ni los ojos ni nada.
Es raro porque después de mucho tiempo ese día dormí
con tranquilidad pero no me detuve a observar con detenimiento todo quizá por
que el fondo sabía que podía ser pasajero y en este caso fue así mas allá de
recordar a la persona, recuerdo lo que hablamos una historia algo complicada y
triste que quizá algún día la cuente, pero fue así que un día que necesitaba
hablar termine escuchando problemas serios y reales nada que ver con cosas
triviales del día a día.