Había una vez un gato atigrado. El gato murió un millón de veces y renació otro millón de veces, tuvo varios dueños pero no quería a ninguno. El gato no le temía a la muerte. Un día el gato fue liberado, era un gato callejero. Él conoció a una gata blanca y los dos gatos vivieron felices juntos. Los años pasaron y la gata se murió de vieja. El gato lloró un millón de veces y después murió. No volvió a revivir..tienes la bienvenida a una parte de mi vida.

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sábado, 25 de mayo de 2019

Flota Flota

Andaba con la idea de renegar, tercer intento y no puedo porque me distraigo con otras cosas hoy garuo incesantemente en Lima, otra vez llego a nivel de llovizna pesada, se habían formado charcos abundantes en las calles de la plaza, esa plaza está a mitad de camino entre el bus y la oficina, en la misma plaza hay, entiendo yo, una discoteca cuando llego muy temprano y me acerco a tomar mi desayuno en el puestito de la señora, al costado de los periódicos, los pedidos de Quinua y Avena se mezclan con la gente que recién sale a trabajar, los escolares, el señor mayor que pasea a los perros y los trabajadores de la disco que cierran su día y toman el desayuno antes de irse a descansar, a veces veo el piso y esta de color verde por la cerveza y el energizante que fue tirado en la madrugada previa mezclada con la llovizna típica de un distrito cercano al mar.

Hoy apresure el paso, en Lima la gente se esconde cuando hay llovizna porque no hay costumbre a pesar de respirar prácticamente agua, entonces las calles están vacías y hay que esquivar los charcos de las veredas para no ensuciar los pantalones de vestir, llegue exacto a la oficina y volví a salir a tomar desayuno a la plazita, en ese momento casi casi era un aguacerito lo suficiente para crear una capa húmeda sobre la ropa pero no mojarla. Mientras sorbía algo de quinua caliente trataba de ubicarme bajo la sombrilla que días antes servía de protección contra el sol. En esta nueva etapa las semanas pasan ligeras entre clases y evaluaciones, coordinaciones y carga laboral, los días cortos del invierno se hacen sentir mientras intento cuestionarme y quejarme y para los dos no hay mucho tiempo para reflexionar, solo seguir caminando por un rato siento que eso ayuda porque no negare que me abruma.

La llovizna hace bajar la temperatura debido a que el agua incrementa la sensación de frio por la humedad del ambiente, mientras voy camino al puestito del desayuno pienso que la gente hace las cosas porque quiere hacerla, el principio es básico y claro, por lo menos a mí me sirve mucho para darme cuenta de las intenciones de la gente de mi alrededor obviamente ahora pensaras que también hay agentes externos, que los hay, que pueden impedir o retrasar una acción, pero por lo general si hay algo que se tenga que hacer se hará de alguna manera u otra, si no, no habrá forma universal de que se haga y esto se estira desde demostrar interés hasta poner atención, inclusive funciona en diferentes niveles y cuando no se puede claramente se ve la intención que se intentó pero que no se pudo, no hay condescendencia o disculpa delicada.

De camino a la oficina estoy a punto de entrar en un ejercicio de análisis simulando posibilidades infinitas, empezare a cuestionarme muchas cosas, entonces me digo ya está y a la mierda, no perderé mi tiempo la vida tiene tintes de gris como el cielo de Lima, pero algunas veces ayuda como siempre ver las cosas en blanco y negro quizá el consejo es saber en qué momento ver las cosas con tintes de gris y cuando no. 

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