Había una vez un gato atigrado. El gato murió un millón de veces y renació otro millón de veces, tuvo varios dueños pero no quería a ninguno. El gato no le temía a la muerte. Un día el gato fue liberado, era un gato callejero. Él conoció a una gata blanca y los dos gatos vivieron felices juntos. Los años pasaron y la gata se murió de vieja. El gato lloró un millón de veces y después murió. No volvió a revivir..tienes la bienvenida a una parte de mi vida.

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domingo, 22 de noviembre de 2020

Porch

 

Me levanto en la mañana como si fuera a trabajar, cuando abro la ventana entra la brisa del mar es un frio que refresca la alcoba que huele a sal, rápidamente te dan las ganas de volver a la cama, pero el día recién empieza y con el pasar del tiempo aprecio el silencio de la mañana  también me hace recordar a la universidad que se encontraba cerca de los acantilados de la ciudad pegada al mar, los otros días me quedaba en cama agradeciendo la cuarentena disfrutando de unas vacaciones que se alargaban, pero aprecio mucho esos días que tomo conciencia de que no hay apuro de salir corriendo a cambiarse y salir para algún lado de la ciudad, solo quedarse en cama hasta que abrigue el día, después de en promedio unas cuatro horas ya es media mañana y mi decisión más primaria y cercana es tomar desayuno y regresar a la cama a continuar con mi sueño, pero nuevamente la agenda está organizada y hay otras cosas por hacer una cosa a la vez pienso, una y después otra. 


 

Los días que no amanecen así, me quedo en cama un rato no mucho por instintivamente empieza a pensar en muchas cosas que tengo que hacer durante el día antes de mediodía nuevamente mi mente es sometida a un esfuerzo quisiera decir llevadero pero en realidad es manejable, el cuerpo me lo agradece debido a que me siento mas fresco el resto del día, en ambas actividades llega un momento en que solo respondo a instintos primarios, pienso es por el esfuerzo sometido pero es cierto que siempre pienso que debería dejar las cosas ahí pero sigo por algo de determinación y orgullo.

Como siempre lo que he descubierto es que ahora cuando estoy sometido a ese nivel de desgaste me empiezo a poner agradecido quizá por que tomo mayor conciencia de lo que tengo, de lo que hago hacia donde voy de las personas que me rodean y por un momento solo puedo dar las gracias por todo; al mismo tiempo me quedo mirando mi mano al atardecer y por un momento ya no es mi mano si no es la mano de alguien que ya paso por muchas cosas y eso se refleja con el paso del tiempo, solo es en ese momento que soy tomo conciencia que el tiempo no se ha detenido si no sigue avanzando pero más allá de como siempre pelearme con él, por un momento entiendo que quizá por un rato es mejor armonizar con el universo, organizar mis pensamientos, estabilizar algunas emociones y seguir adelante.

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