Esta historia empezó hace dieciocho días, exactamente es la mañana de ese día y como muy pocas veces baje a tomar desayuno, pero, asumí que podría tomar desayuno en cama, debo decir que con el tiempo me he alejado un poco de ser una persona mañanera, salvo que esté trabajando ya que me activo con un baño al despertar. Pero ahora que estoy en casa cuando abro los ojos, en especial en este mes, primero me ordeno y tomo conciencia de que actividades hare durante el día, pero ciertamente mi rutina empieza lenta empezando lego de tomar desayuno, me hice un jugo de naranja, preparé un pan con queso y me dispuse a arrastrarme a mi cama de regreso. En las mañanas en este modo lo que hago es ponerme al día con las noticias y ver quizá algo de interés aun en cama. Aun sigo dormitando cuando me vuelvo a abrigar o escucho solo las noticias con los ojos cerrados tratado de recuperar el sueño.
El vaso de cristal tiene un bonito acabado con diferentes detalles que permiten que se pueda no solo agarrar del asa si no también del mismo cuerpo del vaso que pareciera que está diseñado para soportar la capacidad de una cerveza personal, se siente el peso de la misma estructura que se suma al peso del volumen del jugo de naranja recién exprimido, encima del vaso está ubicado el pan con queso, costumbre que tengo de poner encima de la tasa para que se caliente con la temperatura de una infusión cuando es el caso y la estación lo amerita. Luego de tomar el jugo y comer el pan sigo dormitando en la cama, pero por un momento tengo una reacción de querer tomar un jugo que ya no había, rápidamente mi mano busca el vaso el miso que en pocos segundos volara a la libertad empujado por mi torpeza.
Paso un día entero limpiando el piso de mi cuarto, en especial por debajo de mi cama, y siempre encuentro pedazos de cristales con el tiempo son más diminutos y tengo que hacerlo con mucho cuidado debido a que aun ando sin zapatos como es de costumbre en mi cuarto. Esta historia no pasaría de ser un hecho aislado si no fuera porque hoy aun sigo encontrando pedacitos mucho más diminutos, teniendo mucho cuidado ya que al día siguiente como era evidente pise un cristal que mis ojos no podían ver pero mi piel si sentir, y probando poco a poco tuve que retirarlo de mi pie, lección y advertencia que siempre me han hecho, por eso hoy me quede revisando cada pequeña parte del piso y limpiando todo por las ganas de querer hacer algo nuevo sin tener en cuenta el riesgo que corría.
La enseñanza para mi es que siempre hay riesgos al realizar actividades nuevas y estos hechos hay que tenerlos en cuenta y saber qué hacer cuando ocurren porque son eventos que pueden pasar, por eso ahora tomo mi jugo en un vaso de plástico, pero no le tengo miedo al cristal solo que le tengo un mayor respeto.
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