Con el pasar el del tiempo me volví intolerante a
la lactosa, esto ya lo había contado pero dentro de mi retorcida perspectiva,
un día para darle una romántica explicación resolví que era la consecuencia de
ser auto complicado o en resumen más idiota de lo normal, hace tiempo me pedían
que sea directo por qué era poco claro y muy misterioso, acomodaba la situación
a mi conveniencia y me era muy fácil darme cuenta cuando lo querían hacer
conmigo, no lo decía y solo me dedicaba a ver hasta donde podían llegar con la
finalidad de lograr cosas menores que con el tiempo se juntaban y acababan en
mayores desacuerdos, pero volviendo al tema de la lactosa me trajo como
consecuencia evitar, en la mayoría de las posibilidades, muchas cosas que tenían
ese tan enigmático componente.
Sin embargo, eran los helados los que me
conectaban con la gente y la situación acababa conmigo compartiendo un helado
que después me destruiría el estómago que muy bien valía la pena, solo por el
hecho de ver una sonrisa y un nivel de confianza que después desaparecería con
el pasar del tiempo, una creación de un recuerdo ameno de un reto al universo,
por eso muchas veces encontraba desafiante hacerlo para ver cuánto tiempo podía
mantener la entereza antes de terminar con el cuerpo descompuesto y no es que
ahora me vuelva dramático ni nada de eso. Tuve mi momento de decir que no haría
nada por nadie si no era algo que no quisiera hacer o no me naciera y por estar
así perdí mucho tiempo encerrándome mas en mi laberinto. No fue si no mucho
tiempo después que a fuerza de golpes emocionales, que me dejaron así de
traumado, que aprendí que mucho tiene que ver con dar y de dar pasos al vacío
con la esperanza de recibir o acumular saldo a favor.
Es así que la Lactosa y La Navidad se unen para dejar
un mensaje interesante hay que ceder en algunas cosas para ganar otras, dar
antes que recibir y actuar lo mejor posible aunque te pases meses cuestionándote
cosas que ya no tienen arreglo, por otro lado servirán para alcanzar un nuevo
nivel de sabiduría barata, que con mucha suerte te servirá para ver las cosas
de otra manera, entonces ahora cuando te toque disfrutar un helado recuerda la
fortuna que tienes de disfrutar algo tan refrescante en este tiempo de alta
temperatura, tiempo de recojo, falsas emociones y sinceras intenciones, en algún
lugar de esta ciudad a mediodía, cuando el sol sea insoportable quizá, con
mucha suerte este desafiando otra vez a la lactosa, yo y me estomago juntos
agarrados de la mano sin más ayuda que solo las ganas de vivir una nueva
aventura.
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