Había una vez un gato atigrado. El gato murió un millón de veces y renació otro millón de veces, tuvo varios dueños pero no quería a ninguno. El gato no le temía a la muerte. Un día el gato fue liberado, era un gato callejero. Él conoció a una gata blanca y los dos gatos vivieron felices juntos. Los años pasaron y la gata se murió de vieja. El gato lloró un millón de veces y después murió. No volvió a revivir..tienes la bienvenida a una parte de mi vida.

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sábado, 22 de diciembre de 2018

El Ritmo de tus Ojos

Con el pasar el del tiempo me volví intolerante a la lactosa, esto ya lo había contado pero dentro de mi retorcida perspectiva, un día para darle una romántica explicación resolví que era la consecuencia de ser auto complicado o en resumen más idiota de lo normal, hace tiempo me pedían que sea directo por qué era poco claro y muy misterioso, acomodaba la situación a mi conveniencia y me era muy fácil darme cuenta cuando lo querían hacer conmigo, no lo decía y solo me dedicaba a ver hasta donde podían llegar con la finalidad de lograr cosas menores que con el tiempo se juntaban y acababan en mayores desacuerdos, pero volviendo al tema de la lactosa me trajo como consecuencia evitar, en la mayoría de las posibilidades, muchas cosas que tenían ese tan enigmático componente.

Sin embargo, eran los helados los que me conectaban con la gente y la situación acababa conmigo compartiendo un helado que después me destruiría el estómago que muy bien valía la pena, solo por el hecho de ver una sonrisa y un nivel de confianza que después desaparecería con el pasar del tiempo, una creación de un recuerdo ameno de un reto al universo, por eso muchas veces encontraba desafiante hacerlo para ver cuánto tiempo podía mantener la entereza antes de terminar con el cuerpo descompuesto y no es que ahora me vuelva dramático ni nada de eso. Tuve mi momento de decir que no haría nada por nadie si no era algo que no quisiera hacer o no me naciera y por estar así perdí mucho tiempo encerrándome mas en mi laberinto. No fue si no mucho tiempo después que a fuerza de golpes emocionales, que me dejaron así de traumado, que aprendí que mucho tiene que ver con dar y de dar pasos al vacío con la esperanza de recibir o acumular saldo a favor.

Es así que la Lactosa y La Navidad se unen para dejar un mensaje interesante hay que ceder en algunas cosas para ganar otras, dar antes que recibir y actuar lo mejor posible aunque te pases meses cuestionándote cosas que ya no tienen arreglo, por otro lado servirán para alcanzar un nuevo nivel de sabiduría barata, que con mucha suerte te servirá para ver las cosas de otra manera, entonces ahora cuando te toque disfrutar un helado recuerda la fortuna que tienes de disfrutar algo tan refrescante en este tiempo de alta temperatura, tiempo de recojo, falsas emociones y sinceras intenciones, en algún lugar de esta ciudad a mediodía, cuando el sol sea insoportable quizá, con mucha suerte este desafiando otra vez a la lactosa, yo y me estomago juntos agarrados de la mano sin más ayuda que solo las ganas de vivir una nueva aventura.

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