Este blog tiene dos modos, escribo historias sobre
lo que me rodea, en cuanto puedo trato de dejar algo de enseñanza, por otro
lado está mi vida personal, la cual comparto en chispazos, claramente ambos
modos son diferenciados porque es ahí donde libero toda la frustración, además
de ser egocéntrico y relatar del mejor tema que domino que es mi vida, cosa que
no me parece mal. En el medio hay una lucha constante entre dejar un rastro tan
complicado y complejo de migajas de pan para aquella persona que busco o a la
que quiero dejar algún tipo de mensaje pero que a veces se me pasa la
mano, la información es tan relativa y tan difuminada que es impersonal, al
mismo tiempo es dirigida al lector y al mismo tiempo es para una sola persona,
habiendo dicho esto que parecía que estaba claro pero al parecer no lo está o
es fácil saltarse esta parte, contare lo que paso esta semana.
Es sábado en Lima y al parecer todos se fueron de
viaje mientras me pongo al día en las series, que por cierto estuve toda la
mañana y tarde metido en cama con las ganas de hacer literal nada, empezaba a
recordar una conversación con el diablo, recientemente después de meses de
ausencia, volvió a aparecer, entre muchas cosas que se dijeron ese día llegamos
a un punto en que astutamente trataba de sacarme información, mientras con calculada
frialdad solo soltaba lo necesario, para esos casos no se le puede darle cuerda
porque, como es, rápidamente te envuelve en la red, así que estaban dos,
algunos dirían mentirosos y potenciales sociópatas jugando a las cartas tomando
todo y dejando nada, hablando de su vida.
Claramente llegamos a un punto en que me toco contar lo que había pasado, entre
uno que otro detalle, mencionaba la poca paciencia que tenía ahora, nunca tuve
mucha paciencia pero recuerdo que si la desarrolle, ahora el resentimiento rápidamente
se combinaba con la impaciencia, lo que terminaba en disparos certeros y listos
precargados, opiniones mías llenas de sarcasmo y acidez y luego frialdad,
frialdad que la tenía guardada de mucho tiempo pero que ahora ya se dejaba
ver.
Es que eres muy ceremonioso en contar tu vida y al
mismo tiempo tajante con las cosas, no siempre es blanco y negro, muchos
extremos, con desconfianza escuchaba calculando la forma de destruir su
argumento; pero si es cierto, muchas veces en mi vehemencia de querer las cosas
empuje el dominó de piezas que en la mayoría de veces no termino muy bien, por
otro lado desarrollaba la idea que no podía seguir así teniéndole pánico a las
cosas en el sentido que no lograr lo que quería y por un momento salí con la
carta de que era feliz pero ambos sabíamos que lo mejor era ir a una terapia,
una terapia real que me dejara ir, con lo consiguiente volvió a empujar la idea
de que deje de escribir en el blog. Entonces no fue necesario decir una palabra
fue la misma mirada que hice cuando me aconsejaron dejar la guitarra. De
regreso a casa es inevitable pensar que si bien hago lo que me da la gana también
debo reconocer que el costo por eso fue alto, no siempre lo que uno quiere es
lo mejor para uno.