Había una vez un gato atigrado. El gato murió un millón de veces y renació otro millón de veces, tuvo varios dueños pero no quería a ninguno. El gato no le temía a la muerte. Un día el gato fue liberado, era un gato callejero. Él conoció a una gata blanca y los dos gatos vivieron felices juntos. Los años pasaron y la gata se murió de vieja. El gato lloró un millón de veces y después murió. No volvió a revivir..tienes la bienvenida a una parte de mi vida.

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martes, 14 de julio de 2020

Trek

Entre tantas historias que están surgiendo no pude aclarar muy la idea de lo que quería escribir, hasta que hace poco me enteré de que un buen amigo había desaparecido, consecuencia de una triste enfermedad muy avanzada, había convivido con la misma por muchos años teniendo mucha disciplina en cuidarse.

Hace un par de años me mando llamar su señora, él había estado preguntando por mi y si bien sabia de su estado por circunstancias habíamos dejado de estar en contacto, específicamente quería hablar conmigo sobre varias cosas así que fui a su encuentro, nos reunimos un día en la tarde a tomar un café, ninguno de los dos pudo hacerlo mientras que el ordeno un te para poder tomar una pastilla de su horario, a mí me toco pedir un jugo, luego de contarme como le iba y como estaban sus hijos; me toco hacerle preguntas de esas que uno hace para ponerse al día después de un largo tiempo.

Casi a mitad de la conversación le pregunte por que quería hablar conmigo si tranquilamente podía haberme hecho una llamada y seria igual, el respondió que a consecuencia del tratamiento que estaba probando había empezado a tener recuerdos de las conversaciones que teníamos años atrás.


Años atrás cuando empezaba mi vida profesional y estaba entre trabajos estuve almorzando con el por casi tres meses mientras desarrollábamos un trabajo temporal, fue aun por ese tiempo que me dedicaba a cuestionarme todo acerca de mi vida y mi futuro; un día recuerdo haberle comentado acerca de lo triste que me sentía por tener visiones de mi muerte trágica que nunca ocurriría.

Mientras de alguna manera conversábamos de historias pasadas le pregunte como veía el paso al otro lado y entonces me dijo que también quería hablar conmigo de ese tema, había empezado a entender que luego de un paso a otro estado, el estaría con sus hijos en la brisa que a veces nos acompaña en la noche y que ellos empezaban a entenderlo así. En ese momento no entendí muy bien lo que me decía.

Hace poco mientras veía el paso a de algunas personas me quede pensando en eso, como el ser humano quiere trascender y al mismo tiempo puede encontrar un vínculo energético y emocional con sus seres queridos; a consecuencia de eso llame a su casa y me entere de la noticia con la que empiezo esta crónica

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