Había una vez un gato atigrado. El gato murió un millón de veces y renació otro millón de veces, tuvo varios dueños pero no quería a ninguno. El gato no le temía a la muerte. Un día el gato fue liberado, era un gato callejero. Él conoció a una gata blanca y los dos gatos vivieron felices juntos. Los años pasaron y la gata se murió de vieja. El gato lloró un millón de veces y después murió. No volvió a revivir..tienes la bienvenida a una parte de mi vida.

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sábado, 16 de marzo de 2019

You only live twice

El tiempo está cambiando y ya se siente el frio, empezaron las características mañanas de Otoño, ese cambio marca también el inicio del año escolar, pero durante estos tres meses pasó un verano intenso, las altas temperaturas fueron un motivo de conversación y más durante el viaje diario en el bus, que no conoce de estaciones solo de traslado masivo. En esos viajes varias veces me toco ir a mediodía, cuando el sol es inclemente, para variar este año tuve la brillante idea de usar camisas de vestir de manga larga, como parte de las políticas de vestido de oficina, lo hizo por que por mucho tiempo andaba con manga corta y los brazos ya estaban de otro color, algo de precaución no está demás pensaba mientras sonreía en el viaje, lo negativo es que muchas veces termine bañado en mi propio sudor, pero cuando las condiciones eran tranquilas me perdía pensando, en unos de esos viajes recordé un verano igual de caluroso que este.

Fue en un verano parecido a este, en que el Diablo se apareció, como siempre nunca lo vi venir y como otras veces atrás, entre en la dinámica de siempre para ver hasta qué punto me podía tentar, entre sus muchas tretas y consabidas habilidades tenía la de soltarme algo de confianza para bajar la guardia, entonces como ya sabía de que pie cojeaba rápidamente envolvía sus hilos alrededor, hasta que ya era demasiado tarde; sin embargo de tiempo en tiempo soltaba algún que otro pensamiento que me dejaba realmente interesado. En un momento de mi queja diaria contra la vida y mi existencia le contaba mis recientes hazañas amorosas, como había logrado salir airoso de intrincados laberintos y de cómo me habían enseñado una que otra lección de vida y que otras veces me había costado mucho seguir mi camino por que por más que buscaba algo bueno de todo eso no encontraba mucho, mas era lo que había pagado y eso me comía un poco el espíritu. Debo decir que esta conversación se convirtió en clásica con el Diablo, en algún momento de su aparición ambos sabíamos que tocaríamos ese tema, ciertamente sabia cuando tocar ese tema justo en el momento en que estaba más vulnerable. 

Una vez me dijo una buena, con la cual se ganó algo de mi respeto, mientras escuchaba con algo de ironía y desconfianza dijo: "Es que no fuiste ambicioso, tu inseguridad te gano y ella como la mayoría de las mujeres de sus edad, buscaba algo concreto y seguro, tu tuviste todas las oportunidades posibles para actuar pero no lo hiciste por que no fuiste valiente, ella buscaba alguien con ambición y tú eres todo lo contrario, por eso pasaras el resto de tu vida así, buscando lo que nunca podrás tener porque ya perdiste la carrera antes de iniciarla". En este momento rápidamente cambie de tema pero meses después de tiempo en tiempo me perseguía esa frase, pude en ese momento insistir en que siempre fui una víctima de las circunstancias y de forzar las cosas; pero la idea fue lo suficiente encantadora como para empezar a crecer de poco en poco en mi cerebro. 

Años después cuando volví a conversar con el Diablo le contaba que había pasado con esta nueva etapa, intentado callarle la boca, "Esta vez fuiste demasiado intrépido y como arriesgaste todo era muy posible que por tal osadía perdieras todo y eso fue la consecuencia de no haber pensado bien las cosas", entonces terminada la reunión, me fui pensando veinte años para entender que tienes que buscar el equilibrio entre tu forma de ser, las circunstancias, las obligaciones y la vida misma. Y aquí estamos.

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