Son las siete de la mañana, ayer estuve pensando como colgar el
Almanaque que un primo me había traído de España, había planeado con tiempo
tener este nuevo calendario, pero las semanas habían transcurrido rápido y ayer
no tenía ganas, mientras miraba el celular, analizaba de donde colgarlo y como
hacer para que no se quede guardado una semana más.
Decidido hoy temprano, bajo a buscar las herramientas necesarias, a lo
lejos aún se escucha la música de los festejos de ayer, tanto en la calle
principal como en la posterior a la que da mi cuarto en donde estoy escribiendo
ahora mismo, estos días estuve pensando lo importante que se había vuelto para
mi y eso me preocupaba, ayer tome conciencia de que esperaba algo de atención y
eso me preocupa por qué sé que no debería ser así, me incomoda estar así, pero
al mismo tiempo espero con atención, si volveremos a conversar de cualquier
cosa.
Ahora busco algo de hilo de pescar, en el cajón de herramientas de papá,
me preocupa mucho el peso del calendario y sé que si tengo algo así como un
hilo grueso quizá no resista, además aun sigo pensando como hare para cambiar
de páginas mensuales, en este momento me dirás y sé que lo lógico es poner un
clavo en la pared, pero me da pena hacerlo pinte mi cuarto y me costo mucho con
un diseño propio y no quisiera ponerle un clavo es esa pared, lo más cercano es
uno que esta puesto muy pegado al techo que me sirvió para otras cosas. En mi
infinita sabiduría en lugar de hilo de pescar había pensado usar una cuerda de
guitarra eléctrica de esas que aún tengo guardadas, que reemplazaría al hilo,
pero la cuerda de acero es otro drama para asegurarla adecuadamente, aunque
seguro se vería bonita, total tiene que ver con la guitarra; esperaba su saludo
como de algunas otras personas que aun me acompañan en el camino del cual
agradezco pero ya me metí en el lio desde que dije esperaba, porque no debía
esperar nada, por que las cosas deben ser así, por que las condiciones no son,
por que no deberían ser, hay un millón de excusas para justificarlo y yo solo
necesito una comprobable para aferrarme y empezar a convencerme que estoy en mi
razón.
Con cuidado subo la escalera de metal, por la escalera que da al
segundo piso, en mi mano llevo una cuerda que soportara el calendario, en mi
bolsillo una ropa interior amarilla que mi madre me sigue dando tradicionalmente
cada año, mi botella de agua, un mazo de cartas que siempre llevo y que nunca uso.
Sentado en la cama ordeno las cartas, mientras las ordeno me doy cuenta que
siempre tiendo a ser ordenado y que mis parejas o la gente que me pareció
interesante siempre tuvieron vidas especiales por evitar decir otra palabra, quizá
en el fondo fue mi forma de buscar el balance, de buscar el equilibrio, sonrió
mientras me acuerdo y conecto algún que otro recuerdo pasado.
Subido ya en la escalera a punto de colgar el nuevo almanaque, entiendo
que las cosas serán así, o quizá siempre lo fueron por un momento pensé que habría
una especie de final feliz pero no es así, las cosas continúan y me da algo de
intranquilidad pensar que vendrá por eso es que de alguna manera trato de
planificar mis cosas, pero la vida es incierta y hace un año no sabía que pasaría
más allá de buenos deseos tenia las ganas de lograr nuevas cosas que alcancé y
aun hay mas cosas por hacer, pero me siento algo cansado. Antes de empezar a escribir
me siento en la cama mirando el calendario un rato y me doy cuenta que está en inglés,
aun así, me gusta como quedó.
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